A nadie le gusta perder a nada. Competir por poder, por llegar a gobernar una ciudad grande e importante o una sociedad de fomento diminuta, tiene como sustrato un inconmensurable vitalismo altruista y personal desde donde se enarbola un enorme deseo, por lo que perder puede deribar en una gran decepción. Es entendendible.
Pero si algo bueno tiene la política es que hay formas de perder y de ganar. Solo ganar o perder, no son datos que alcancen en si mismos a dar una sensación acabada de lo que les pasa a quienes ganan o pierden. Se puede ganar y temer, o ganar y confiar. Macri ganó la primera vuelta muy sulto de cuerpo, con su nueva imagen fresca y "descontracte", no había miedo a mi entender. Lo vi sorprendido. Parecía el equipo de Bielsa que llegó a su techo en las eliminatorias y no ganó ni un partido en el mundial, todavía me acuerdo como se miraban los jugadores con cara de no creer. Estar en la cresta de la ola es lindo y triste a la vez, porque estas en lo más alto pero solo te resta caer. En el 2007 en segunda vuelta Macri cosecho el 60%. Yo creo que hoy esta más bajo su techo, bastante más bajo. Ya veremos.
Se puede perder y sufrir, o perder y tener esperanzas. Filmus-Tomada perdieron honorablemente y con cierta desazón se los vio reconocerlo. A pesar de que es la mejor elección del Frente Para la Victoria en capital desde su bautismo de fuego en 2003 y que increíblemente le ponen un piso del 30% de votos a Cristina en Capital, cosa impensada hace unos meses. Igual duele perder contra el seguidor de Fukuyama, más no sea jugando a la bolita.
Quedará para estudiar para que sirve el sistema de listas de adhesión?.
Qué quieren los porteños?