La voluntad necesaria para combatir el continuísmo, la necesaria voluntad de levantar la voz en contra de las injusticias y la idea de transformar.
Un corazón alegre, con el objeto de cambiar los gestos adustos y resignados por un abrazo cálido y una sonrisa esperanzada.
Todos estos atributos tenia el líder y conductor, por eso los jovenes salimos a la calle, y a pesar de un tremendo dolor, nos hicimos cargo de la consigna del referente, quien dijo quiero que me recuerden sin llorar. Nestór es para nosotros bandera, porque nos devolvió aquello que nos habían robado con saña. Y aunque la muerte es un plato que se desayuna temprano y no se digiere nunca, su necesario ejemplo de rebeldía es desde ahora y para siempre el estandarte de toda la juventud que reaprendió que el cielo se toma por asalto, que la palabra del futuro es cambio, y que las convicciones no son mala palabra y por sobre todo que no se negocian. Como la sangre derramada, los ideales y los anhelos son parte de nuestra identidad, y sin ellos no somos nada. Una vez más, GRACIAS NESTOR!!!
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